miércoles, 22 de febrero de 2017

EL NACIMIENTO "MITOLÓGICO" DE LAS RUNAS

Según la mitología escandinava, la creación de las runas se debe al dios Odín en un acto de autosacrificio. Dándose cuenta de que sólo mediante el dolor y la dureza se puede conseguir la sabiduría, Odín se rajó el cuerpo con la punta de su lanza y luego se colgó de una rama del Yggdrásil durante 9 días con sus noches, mirando fijamente la negra oscuridad del Niflheim, contemplando su enorme sabiduría.
Una vez llevó a cabo su tortuosa tarea, su cuerpo se quedó sin aliento y murió. Gracias a su enorme fuerza de voluntad consiguió renacer llevando consigo intactos en su mente los conocimientos a los que sólo los muertos tienen acceso. A partir de ellos modeló los símbolos rúnicos.



La palabra Runa en germánico antiguo quiere decir "secreto o misterio". Su etimología nos da en gran parte la clave para entender lo que significaron estos símbolos para aquellas gentes. Encerraban todo el misterio y el secreto que sólo los conocedores de estos signos podían desvelar.
Pero no sólo llevaban dentro de sí ese secreto oculto; también tenían su propia energía y su propio poder. Todos los antiguos godos, escandinavos, germanos, ingleses y celtas conocían ese poder y estaban unidos por un poderoso grupo de maestros rúnicos (como los druidas celtas), quienes enseñaban su saber a las tribus nórdicas.





Al principio, las runas se utilizaron como objetos para las artes adivinatorias. Pero después se dieron cuenta del valor de las runas como símbolos decorativos. Estas runas se convirtieron en los caracteres de los primeros alfabetos rúnicos.






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